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History

aribau cuvee la rioja

English
That winery is located in the town of Cenicero, close to the riverbanks of the Ebro river and holds the distinct honour of being one of the oldest wineries of the town. The winery was founded in 1895 with the sole purpose of elaborating and breeding top quality wines following traditional methods and incorporating innovae concepts imported from Bordeaux.

A Winemaking Facility with a History.
Already at the beginning of the century, when foreign markets were unknown in the Rioja, our winery was quite busy undertaking the elaboration of wines that were exported to Europe. Our philosophy is built on solid foundations: the production of the finest Rioja wines. This is our compromise while our challenge remains that of a permanent investment for improving the facilities, using innovative methods and offering a better service to our clients.

Español
En Cenicero a orillas del río Ebro, se encuentra nuestra bodega, una de las más antiguas de esta localidad. Fundada en 1895 con el propósito de elaborar y criar vinos de calidad utilizando métodos tradicionales y los nuevos conceptos bordaleses.

Unas instalaciones con historia

A principios de siglo, cuando los mercados exteriores eran desconocidos en La Rioja, nuestra bodega ya elaboraba vinos que se exportaban en Europa.



HISTORIA DE LA CIUDAD DE CENICERO:


Cuando visitamos Cenicero, por primera vez crees que se trata de un pueblo más de la Rioja, pero cuando indagas en el corazón de sus habitantes decirles que Cenicero es un pueblo, es ignorar su historia y su grandeza.

Si es verdad, que todos tenemos una historia y un pasado, en primer lugar haremos un pequeño recorrido sobre las fechas más importantes, y después haremos incapié en dos párrafos muy importantes para la Ciudad de Cenicero y sus habitantes.


La Ciudad Muy Humanitaria de Cenicero es un municipio riojano de la comarca de Logroño, en la Rioja Media. Tiene 2176 habitantes y una superficie de 31,76 km2. Su densidad de población es de 68,51 habitantes por km2.

Es un municipio eminentemente agrícola, en donde la vinicultura es el principal producto. Cenicero se sitúa en la orilla derecha del Ebro al lado del río Najerilla. El terreno que ocupa está constituido por terrazas naturales que se prestan al cultivo de la vid.


En primer lugar:

Puente de Cenicero, principios del siglo XX.



En la Crónica Albeldense se menciona la famosa expedición que llevó a cabo Alfonso I, rey de Asturias, por la ribera del Ebro en el año 740. En dicho relato se refieren las localidades destruidas: Mirandam (Actual Miranda de Ebro), Revendecam, Carbonariam, Abeicam (Ábalos, desde donde cruzó el Ebro), Brunes (Podría ser Briones pero no es del todo seguro), Cinissariam (Actual Cenicero) y Alesanco.

En 1375 recibe la carta poblacional, que permitía la repoblación de la zona y constituía un bastión contra los navarros.

Según un documento de la época:

    convenía que se volviesen allí vecinos y se oviesen cercas y fortalezas para oponerse a los navarros que allí facian mal y daño

En esa época se construyó un castillo sobre el cerro desde el que se divisa el actual caserío de Cenicero.


De 1403 existen documentos sobre litigios con Huércanos sobre límites y pastos.

La población estaba unida a Nájera, pero a comienzos del siglo XV ya contaba con territorio propio.

En 1465, Enrique IV crea el Ducado de Nájera y se lo otorga a Pedro Manrique de Lara y Sandoval.

En 1636, bajo el mandato de Jorge de Cárdenas y Manrique de Lara, VI Duque de Nájera, la población se convirtió en villa.

En 1767 el rey Carlos III concedió a la villa el privilegio de celebrar mercado franco.

En 1808 durante la Guerra de la Independencia Española, las tropas francesas se instalaron en Cenicero.

En 1838 la ciudad recibe al General Espartero con una gran fiesta y un arco, después de la batalla de Peñacerrada, donde venció a los carlistas.

En 1855 se construyó el puente sobre el barranco que divide el casco viejo de la zona nueva de la villa, obra del ingeniero Miguel Alcolado.

En 1907 se instaló luz eléctrica en la ciudad, generada por la compañía Sociedad Anónima Electra de Cenicero. En 1915 se construyó el Hospital Municipal. En 1916 se instaló una estación de telégrafo. En 1951 se estableció agua corriente para toda la ciudad.



El 27 de junio de 1903 empieza y antes y un después de la villa de Cenicero y de todos sus habitantes. Un suceso que pasará de generación en generación sin caer en el olvido.


Catástrofe de Torremontalbo


Traslado de heridos en la catástrofe de Torremontalbo (1903).

Hacia las tres de la tarde del día 27 de junio de 1903, en las inmediaciones de Torremontalbo, el tren correo de Bilbao a Castejón, número 160, atravesaba la curva del puente de hierro de esta localidad, cuando debido a la velocidad y al mal estado del puente el tren descarriló en el barranco del río Najerilla.

Esta catástrofe había sido presentida por los pueblos de alrededor y especialmente por el Conde de Hervías, Trinidad Manso de Zúñiga, quien en numerosas ocasiones se había quejado del estado del puente.

Al lugar de la catástrofe acudieron al escuchar el estruendo y los lamentos los agricultores de Cenicero, Don Trinidad, su hija y criados. Saturnino Hernández, vecino de Cenicero, corrió con urgencia a avisar al alcalde interino de la localidad, Francisco Montejo, quienes en una dolorida llamada de socorro reunieron a todo el pueblo de Cenicero con mantas, colchones, trapos y todos los enseres de primeros auxilios.

Corrió Baltasara Alonso, mujer del peón caminero que tenía su casa en la carretera de Torremontalbo, quien al límite de sus fuerzas para cuando llegaron los de Cenicero había transportado sesenta cántaros de agua para las víctimas.

Cuando llegaron los primeros a socorrer el tren se bamboleaba y crujía pareciendo que se iba a desplomar otra vez de un momento a otro. Entre los retorcidos hierros se alzaban gritos de dolor, llantos de impotencia y lo peor, el silencio de la muerte. Una mujer salvó a su hijo de siete meses arrojándolo por la ventana antes de perder la vida; el maquinista gritó «agua, agua» antes de fallecer; otro gritó pidiendo que lo sacasen aunque fuese perdiendo el brazo.

En Cenicero solo se escuchaban las campanas de la torre que tocaban a arrebato. Sus gentes fueron todos a Torremontalbo: algunas mujeres volvían a preparar el hospital, las escuelas, otros en el lugar de la catástrofe transportaban agua para aplacar la sed, vigilaban equipajes para evitar el pillaje, consolaban a los heridos, sacaban heridos entre hierros retorcidos. No faltó nada, sobraron mantas, colchones y palabras de consuelo para los supervivientes. Todos los habitantes de Cenicero abandonaron sus quehaceres corriendo a asistir a las víctimas. Por la noche en el rescate se iluminaban con antorchas y faroles por si quedaba gente en los amasijos de hierros. Todos ayudaron, todos sin distinción de clase.

Las casas de Cenicero se convirtieron en un hospital, infatigables los cenicerenses rescataron en menos de nueve horas sin medios adecuados, ya que hasta la media noche no llegó el tren de Logroño con el material necesario, la práctica totalidad de los heridos y a los muertos. Su valor se prolongó varios días, primero enterrando en su cementerio a los 43 muertos que perecieron y luego en sus hogares curando y cuidando a los heridos sin recibir, ni admitir nada a cambio.

El alcalde, Francisco Montejo, pregonó un bando rogando que se pusieran colgaduras negras en los balcones y que no se notase en la gente joven el menor átomo de alegría propio de días festivos.

Gabriel Jiménez, párroco de Cenicero, los condes de Hervías, Manuel Aguirre, guardia civil, Francisco Montejo, alcalde interino de Cenicero, y todo el pueblo de Cenicero y Torremontalbo sin ninguna excepción dieron muestras de una increíble entrega. Aunque no se puede resaltar un héroe, ni alabar un comportamiento sino la unanimidad de todos, a los que hay que agradecerles la salvación de muchas vidas, la historia ha resaltado uno, el de Concha Manso de Zúñiga, la heroína de Torremontalbo, quizás por el rango de su cuna se convirtió en el símbolo de la caridad, adquiriendo su comportamiento resonancia nacional.

Los cenicerenses se entregaron de tal forma en la ayuda que hubo personas que no aparecieron por su casa en una semana. La catástrofe de Torremontalbo por desgracia no pudo compararse a ninguna de las ocurridas entonces en las vías férreas porque se registraron 43 muertos y más de 80 heridos.


Cenicero, Ciudad Muy Humanitaria

Cenicero se ganó el título de «Ciudad Muy Humanitaria» por un ejemplar comportamiento con motivo del accidente ferroviario del puente de Torremontalbo en 1903, junto con la resistencia durante el asedio de los días 21 y 22 de octubre de 1834 para defender los ideales de libertad y el trono de Isabel II durante la Primera Guerra Carlista. Por eso el gran escritor Mariano de Cavia expresó toda su admiración por esta ciudad con las siguientes palabras:

    Al pasar por Cenicero hay que quitarse el sombrero.

El 19 de enero de 1904 Cenicero villa generosa recibió el premio a su altruismo, a su tesón a la voluntad unánime de la ayuda humanitaria en una hecatombe, su majestad el Rey Don Alfonso XIII le concede el Título de Ciudad, la octava de La Rioja.

    Subsecretaría
    Sección 1ª
    Negociado 1º
    S. M. El Rey(q.D.g.) se ha dignado expedir por este Ministerio el Real Decreto siguiente: "Deseando dar testimonio público de Mi Real aprecio a la villa de Cenicero con motivo del humanitario proceder de sus habitantes en la catástrofe del puente Torremontalbo ocurrida el día veintisiete de junio del año próximo pasado:
    Vengo a concederle el título de Ciudad.
    Dado en Palacio a diez y nueve de Enero de mil novecientos cuatro.-Alfonso.-El Ministro de la Gobernación, José Sánchez Guerra».
    De Real orden lo digo a V.S. para su conocimiento y satisfacción de la corporación que tan dignamente preside.
    Dios guarde a V.S. muchos años Madrid-19 de enero de 1904

Es admirable, y realmente para quitarse el sombrero que todo un pueblo, sin distinciones de clase dejasen todos sus quehaceres y aportasen toda su ayuda, ya fuese llevando colchones, agua, auxilio a todas aquellas personas que estaban sufriendo.Y sin medios especificos para hacerlos, más que sus manos y su corazón.


Monumentos

Iglesia de San Martín.

Entre los logres dignos de visitar de la ciudad de Cenicero están los múltiples yacimientos existentes en la zona, como los de San Justo, Sanchisnal y las Majadas. Estos restos corresponden a las culturas celta, íbera y romana.

Entre los hallazgos destaca la necrópolis medieval del asentamiento de los Paletones. Cuenta con enterramientos de lajas fechados en los siglo X y XII, donde se han encontrado dos estelas discoideas con una cruz griega por toda talla.

Entre los monumentos propiamente dichos destacan:

    Iglesia parroquial de San Martín, del siglo XVI. De origen gótico fue destruida en la guerra carlista de 1834 lo que obligó a una reconstrucción de la misma. Se reinauguró en 1854. Sus retablos se perdieron en el incendio y fueron sustituidos por los del convento de S. Francisco de Nájera. El retablo mayor es de nueva factura y esta hecho en hormigón.

    Ermita de la Virgen del Valle, situada en el centro de la ciudad, es un edificio barroco del siglo XVIII, compuesto por una sola nave de tres tramos, capillas entre los contrafuertes y tiene un crucero cubierto de bóveda octogonal. La portada se sitúa a los pies y sobre ella una espadaña con tres vanos para campanas. Su parte más antigua es el presbiterio, construido en el Siglo XVI, cuando el edificio era casi cúbico, con contrafuertes en las esquinas, hasta que dos siglos más tarde fue reformado y ampliado. En el interior destacan dos bellos retablos del siglo XVIII dedicados a San Antón y San Isidro, así como el retablo central, con la imagen tallada de la Vírgen del Valle del siglo XIII, patrona de esta ciudad, a la que los ciudadanos de esta localidad profesan especial devoción.

    Casa de Cultura "Las Monjas", del siglo XVIII. Tiene incoado expediente como Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento desde el 29 de septiembre de 1980.3

    Crucero, del siglo XVI es una cruz de término renacentista. Tiene un añadido del siglo XX.

Las casas de Cenicero poseen todas ellas una bodega que en muchos casos guarda un lagar. Ejemplo claro de ello es la casa fuerte gótica en la calle Trinquete.

    Ermita de la Virgen del Valle.

    Casa de las Monjas.

    Crucero.



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